Este tipo de caminos (ferratas) se iniciaron en estas montañas (Dolomitas). Los austrohúngaros para defenderse de los Italianos en la primera guerra mundial fueron los que equiparon estos caminos con fines militares. Es increíble pensar como podían realizar estos trabajos en aquella época y mas aun pasar por allí las tropas. Ahora todo esta abandonado, menos lo propio de las vias ferratas, que ya se encargan de mantener la administración, para mantener el increíble potencial económico de la zona.
Esta región la comparten tres provincias :Belluno, Trentino y Bolzano.
En invierno es una paraísos para esquiadores y alpinistas, han conseguido unificar en un solo forfait (ticket para esquiar) todas las estaciones, creando así el dominio esquiable mas grande del mundo con 1200 km de pistas.
En verano también lo tienen bien montado, todos estos remontes continúan funcionando dando cabida a los senderistas para realizar rutas,a los ciclistas,a los amantes de las ferratas, a los escaladores, todo el mundo los utiliza. Disponen también de una red de Refugios (hoteles de montaña) que con unos precios no del todo malos, te sirven una comida típica a 3000 metros y puedes ver como te nieva en el mes de agosto, y por la noche las luces de los pueblecitos de los valles delante de una buena chimenea o estufa de leña.
Las Dolomitas enganchan, todos los que las conocemos algo repetimos, su cultura de montaña de muchos años se palpa en el ambiente, sus casas, sus flores, sus pueblos, sus fiestas de verano, sus carreteras, sus puertos, la Forst (cerveza de dolomitas), sus quesos, la polenta, sus gentes,...
Decidimos hacer la ferrata, sabiendo que el tiempo no era muy bueno, el día anterior y la noche no paro de llover. Llegamos al remonte que nos llevaría a casi 3000 metros : primero un telesilla tapado y luego un telecabina de dos plazas de hace ya unos años... En el Refugio Lorenzi ,donde llegamos congelaos de frió, nos tomarnos un chocolate y vimos que había caído un nevazo de los buenos, con una temperatura de 0ºC, a seis de agosto no estaba mal (en Ronda a esa hora ya habría seguro unos 28º-30ºC).
Después del chocolate allí mismo nos pusimos los arneses, cascos y demás y a la ferrata. Al principio el frío era intenso e incluso algo de viento ( que nos meneó en el puente colgante de 30m), pero estábamos disfrutando de la vía y al poco se nos quito. El cielo estaba nublado, de vez en cuando se abría y nos dejaba admirar las increíble vistas que teníamos alrededor.
Pasamos por caminos aéreos, escaleras metálicas y muchos caminos con abismos a los lados a los que ya llegábamos a acostumbrarnos; era digno de admirar las fortalezas construidas en lugares increíbles (tallados en algunos sitios en la misma piedra).Al final de la cresta y después de siete horas andando por las alturas, salimos a un bosque increíbles de pinos y abetos. Ahora tocaba coger un autobús que nos llevara a Cortina y de allí otro hasta el lugar de salida donde teníamos aparcada la furgo.
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