Vivencias de nuestro compañero Juan Manuel Medina
Hoy nos encontramos todos aquellos que queremos disfrutar de realizar deportes de montañismo incluyendo a los discapacitados que eliminando barreras también quieren realizar y disfrutar de ellos. Hoy Juanma os va a contar las vivencias de la segunda prueba que hicimos el viernes 6 de mayo para que veáis que teniendo una discapacidad visual pues hice entera la vía ferrata entera. Nos encontramos a las 16 horas de la tarde, nos fuimos al tajo para comenzar a instalarnos el material y conseguí de hacer un nudo con el disipador y el arnés. No recuerdo bien el nombre técnico pero creo que se llama nudo alondra. Una vez que nos pusimos todo el material como son el arnés, mosquetones, cuerdas y cascos, nos pusimos en marcha haciendo senderismo que es otra modalidad deportiva que comenzamos a practicarlo ayer para comprobar como una persona con discapacidad visual puede realizarlo. Llevábamos mi bastón que es el que utilizo para poder moverme por la calle y el de senderismo donde en los tramos fáciles iba cogido a él y en los más difíciles iba con la mano en el hombro de mis compañeros. Una vez que llegamos al lugar donde teníamos que pasar el hoyo para poder llegar al inicio de la vía ferrata, se puso una cuerda para que pudiera pasar sentándome en el escalón y poder pasar al inicio de la misma cogiéndome y anclándome con mis respectivos mosquetones al cable que nos lleva al inicio de la misma. Con respecto al camino que nos lleva desde donde dejamos el coche hasta el inicio de la vía ferrata, hay tramos que están en mal estado y cuesta un poco pasarlos pero como ya conocía el terreno, iba mucho más suelto y más rápido, mis compañeros se sorprendieron de la soltura que tenía el segundo día porque no es lo mismo andar viendo que no viendo ya que todo hay que llevarlo coordinado entre los guías, los pies y la memoria. Una Bez que nos pusimos en la vía ferrata, subió primero Jesús para asegurarme desde arriba y comencé a subir mosquetoneando mucho mejor con la mano derecha pero costándome un poco todavía con la mano izquierda ya que soy diestro. Mosquetoneaba bastante mejor que la otra vez con la mano derecha tanto en el anclaje como en el cambio de los mosquetones que van por el cable. Hay que ir guardando fuerzas en la subida porque hay tramos que tienen que tirar mucho de brazos y se queda uno de los pies fuera de la grapa o escalón y esos lo fui subiendo de uno en uno porque tuve que rastrear el pie con ayuda de mis compañeros y guías para que poder continuar con la subida. Esos los iba subiendo uno a uno y anclándome para poder descansar y buscar el sitio en la pared para poder continuar con la subida. Cuando estábamos a unos 30 metros de altura que había que andar de forma horizontal, calculé mal y el guía no me lo comentó y di un pequeño resbalón que tuvo que tirarme de la cuerda aseguradora. Para las personas invidentes, el guía debe de ir explicándole como está la situación del terreno que se va andando. Salvado ese pequeño contratiempo, continuamos con el ascenso de la misma salvando tramos que no tenían desplome y otros tramos más fáciles hasta llegar a la meta que era la finalización de la misma saliendo por el campillo y mosquetoneando mejor con la mano izquierda. Bajando hasta el castillo del viento realizando senderismo de la misma forma que para llegar a la vía ferrata y una vez más de forma satisfactoria culminamos nuestra prueba disfrutando y gozando de que en el segundo día o prueba realizamos la vía ferrata entera ascendiendo unos 70 metros de altura y poniendo en marcha además la primera prueba sobre el senderismo para personas invidentes.
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